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Una gran parte de todos los cultos a través de la historia, ha compartido una característica particular. Han sido conducidos por un hombre carismático, capaz de persuadir a las mujeres libremente a dispensar favores sexuales a los hombres. Cuando uno comienza a observar, este aspecto es alarmantemente común a muchos antiguos cultos, monoteistas sectas cismáticas y modernos grupos esotéricos. Muchos, si no la mayoría de los adeptos pasados y presentes, fueron o son, personas que acostumbran a visitar y a estar con putas. El mecanismo es bastante simple, pagar a la mujer en el sistema monetario de la espiritualidad por servir a los hombres, quienes te recompensan con adulación y aceptan tus enseñanzas como un efecto colateral. La adulación de los hombres entonces incrementa tu carisma con las mujeres, creando una retroalimentación positiva repetitiva. Puede ser un pequeño pero agradable premio, hasta que un mojigato o un policía irrumpe al ponerse al corriente de la empresa. El otro peligro es, por supuesto, que las mujeres y eventualmente los hombres, puedan sentir que los constantes cambios de pareja trabajen contra sus intereses a más largo término, de seguridad emocional y reproducción. El volumen de transacciones en tales cultos puede así ser alto, con adultos jóvenes constantemente reponiendo a aquellos que se acercan a una mediana edad.
Pocas religiones o cultos carecen de una enseñanza sexual, para cualquier enseñanza proveen un poderoso nivel de control. La vasta mayoría de las más duraderas y establecidas religiones trafican con una supresión del así llamado amor libre. Esto paga considerables dividendos también. La posición de las mujeres se convierte en más segura, y los hombres conocen quienes son sus hijos. Naturalmente el adulterio y la prostitución se nutren de tales condiciones, porque alguna gente siempre quiere un poco más que lo que la monogamia de por vida puede ofrecer. Así es bastante certero que los burdeles son construidos con los ladrillos de la religión. Indirectamente con las religiones convencionales, directamente con muchos cultos.
Todo esto demanda la pregunta de ¿Por qué la gente tiene tal apetito por querer ser ordenada sobre qué hacer con su sexualidad? ¿Por qué la gente tiene que buscar justificaciones esotéricas y metafísicas para lo que quieren hacer? ¿Por qué es tan fácil sustentarse vendiendo agua cerca de un río?
La respuesta parece ser que la sexualidad humana ha construido alguna función insatisfactoria de origen evolutivo. Nuestra conducta sexual está particularmente controlada por la genética. Aquellos genes que más probablemente sobrevivirán y prosperarán en la mujer, la animan a la permanente captura del más poderoso varón disponible y a mantener relaciones ocasionales (clandestinas) con cualquier hombre más poderoso que pueda estar temporalmente disponible. Mientras que en los hombres, los genes que más probablemente prosperarán, serán los que los animan a preñar a tantas mujeres como puedan mantener, o más astutamente quizás, a mujeres que otros hombres están manteniendo. Es interesante notar que el celo es encubierto solamente en la hembra humana. En todos los otros mamíferos el tiempo fértil es totalmente obvio. Esto parece haber evolucionado para permitir, paradójicamente tanto el adulterio y los crecientes lazos que unen a una pareja a través del sexo, cuando este es reproductivamente inútil. La base económica de cualquier sociedad particular, usualmente suministrará alguna presión a favor de un tipo particular de sexualidad y esta presión será codificada como moralidad, la cual inevitablemente entrará en conflicto con las presiones biológicas. El celibato es insatisfactorio, la masturbación es insatisfactoria, la monogamia es insatisfactoria, el adulterio es insatisfactorio, la poligamia y poliandria son insatisfactorias y presumiblemente la homosexualidad es insatisfactoria, si el frenético tiovivo de intercambios de pareja en esa disciplina es pasado por alto.
Nada en el espectro de las posibles sexualidades, provee una perfecta solución a largo término, pero este es el precio que pagamos por ocupar el pináculo de la evolución mamífera. Así mucho de nuestro arte, cultura, política y tecnología surge precisamente de nuestros anhelos sexuales, miedos, deseos e insatisfacciones. Una sociedad sexualmente en paz consigo misma, presentaría de hecho un muy soso espectáculo. Es generalmente si no invariablemente el caso, que la creatividad personal y el logro son directamente proporcionales a la agitación sexual. Esta es realmente una de las mayores pero a menudo no reconocidas técnicas de la magia sexual. Inspírate a ti mismo con el máximo de agitación y confusión sexual si realmente quieres encontrar aquello de lo que eres capaz en otros campos. Una tempestuosa vida sexual no es un efecto colateral de ser un gran artista por ejemplo. Más bien es el arte el que es un efecto colateral de una tempestuosa vida sexual. Una religión fanática no crea el celibato. Es la tensión del celibato la que crea una religión fanática. La homosexualidad no es un efecto colateral de la vida en cuarteles de tropas de elite suicidas. Es la homosexualidad en primer lugar la que crea una elite de de tropas de elite suicidas.
La Musa, la fuente hipotética de inspiración, usualmente pintada en términos sexuales, es la Musa sólo cuando la relación de uno con ella es inestable. Cada posible pronunciamiento moral sobre la conducta sexual, ha sido indudablemente dado un millón de veces antes, y sería improbable para un Caoista reenfatizar cualquiera de ellos. Sin embargo, una cosa parece razonablemente cierta. Cualquier forma de sexualidad eventualmente invoca la gama completa de éxtasis, autodisgutos, miedo, deleite, aburrimiento, ira, amor, celos, seguridad, autocompasión, júbilo y confusión. Estas son las cosas que nos hacen humanos y ocasionalmente superhumanos. Esforzarse en transcenderlas es hacerse a uno mismo no más sino menos humano. La intensidad de la experiencia es la clave de estar realmente vivo y dada la opción yo preferiría hacerlo a través del amor que de la guerra.
Una vida sexual vulgar, crea personas vulgares. Pocas personas tienen el control para lograr la grandeza en cualquier campo, sin la propulsión que una turbulenta vida emocional-sexual suministra. Este es el mayor secreto de la magia sexual, los dos secretos menores involucran la función del orgasmo como gnosis, y la proyección de glamoures sexuales.
Cualquier cosa mantenida en la mente consciente durante el orgasmo, tiende a alcanzar el interior del subconsciente. Las anormalidades sexuales pueden fácilmente ser implantadas o removidas por este método. En el orgasmo, los sigilos para encantamiento o evocación pueden ser potenciados, visulizándolos o fijando la mirada en el sigilo pegado sobre la frente de la pareja de uno, por ejemplo. Sin embargo este tipo de trabajo es a menudo más convenientemente realizado autoeróticamente. Aunque la gnosis ofrecida por el orgasmo puede en teoría, ser usada en apoyo de cualquier objetivo mágico, es generalmente desaconsejado usarla para magia de entropía o combate. Ningún hechizo es alguna vez totalmente injuriado dentro del subconsciente y cualquier filtración que ocurra, puede implantar asociaciones bastante perjudiciales con la sexualidad.
Durante el orgasmo, una invocación puede ser disparada, esta operación es particularmente efectiva si cada parte de la pareja asume una forma divina. Los momentos siguientes al orgasmo son útiles para la búsqueda de visiones adivinatorias. La prolongada actividad sexual, puede también conducir a fases de trance útiles a la adivinación visual u oracular, o a estados oraculares de posesión en la invocación.
La proyección de Glamour Sexual para propósitos de atraer a otros, depende de algo más que la simple apariencia física. A algunas de las más especialmente bonitas personas les falta completamente, mientras que otros con aspectos mas estándares disfrutan sus beneficios al máximo.
Para ser atractivo a otra persona, uno debe ofrecerle algo que sea un reflejo de alguna parte suya. Si lo ofrecido se convierte en recíproco, entonces puede conducir a ese sentido de totalidad que es más fácilmente celebrado por la intimidad física. En la mayoría de las culturas es convencionalmente masculino mostrarse externamente duro, y para lo femenino exhibirse como una persona más suave, a pesar de ello en un encuentro sexual cada uno buscará revelar sus aspectos ocultos. El hombre buscará mostrar que puede ser compasivo y vulnerable, así como poderoso, mientras que la mujer buscará exhibir fuerza interior detrás de los signos externos y señales de receptividad pasiva. Las personalidades incompletas tales como aquellas que son machistas en su corazón, o consisten del opuesto polar de este, no son nunca sexualmente atractivas a nadie excepto en el más pasajero sentido.
Así los filósofos del amor han venido a identificar una cierta androginia en cualquier sexo, como un importante componente de atracción. Algunos se han tomado la licencia de expresar la pintoresca idea de que el hombre tiene un alma femenina y la mujer una masculina. Esto refleja la perogrullada de que para ser atractivo a otros, debes primero convertirte en atractivo para ti mismo. Unas pocas horas dedicadas a practicar el ser atractivo frente a un espejo, es un ejercicio de gran valor. Si no puedes excitarte medianamente al mirarte, entonces no esperes que cualquier otro lo haga salvajemente.
La técnica de "mirada lunar" es a menudo efectiva. Básicamente uno cierra brevemente los ojos y momentáneamente visualiza una luna creciente plateada, detrás de los ojos, con los cuernos de la Luna proyectándose desde cada uno de los lados de la cabeza por detrás de los ojos. Entonces uno mira dentro de los ojos de un potencial amante mientras se visualiza un radiante resplandor plateado desde tus ojos a los suyos. Esta maniobra también tiene el efecto de dilatar las pupilas, y usualmente causa una involuntaria sonrisa. Ambas son señales sexuales universales, la primera de ellas actúa subconscientemente.
Es generalmente desaconsejable lanzar hechizos para atracción de parejas específicas, siendo mejor conjurar a parejas convenientes en general para uno mismo u otros. El subconsciente de uno usualmente tiene una bastante más sutil apreciación de quién realmente es aconsejable.
La magia sexual está tradicionalmente asociada con los colores púrpura (por la pasión) y plata (por la Luna). Sin embargo, la efectividad de la ropa negra como una señal tanto sexual como antisexual, dependiendo del estilo y corte, muestra que el negro es en un sentido el color secreto del sexo, reflejando la relación psicológica y biológica entre el sexo y la muerte.
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